Un hogar lleno de barreras
La ciudad que ignora a parte de sus vecinos
¿Y si salir de casa fuese un infierno? Esta es la realidad para muchos residentes con movilidad reducida del barrio de San Luis, Sevilla. Sevilla es la segunda provincia andaluza con mayor número de personas con un grado de discapacidad igual o superior al 33%, esto equivale a aproximadamente 107.000 residentes, a los que las calles de San Luis excluye mediante las calles tan inadaptadas para ellos. ¿Significa eso que no tienen el mismo derecho que el resto de disfrutar de su propia ciudad?
Si echamos un vistazo a las calles de desde la zona de La Macarena a San Marcos y La Alameda, pasando por San Luis, resaltan las aceras excesivamente estrechas, incluso para un peatón a pie, y el mal estado del pavimento. Encontramos tramos de calle donde la acera es tan diminuta que, al estar al nivel de la carretera, no se diferencia el límite de acera del principio del paso a los vehículos. Especialmente, en el tramo junto a la Plaza del Pumarejo, dónde además, el pavimento presenta irregularidades y adoquines levantados, incluso tras haber realizado trabajos obreros. En esa zona, se encuentra el supermercado Covirán, el que para muchos de estos residentes será el supermercado más cercano. Sin embargo, el simple hecho de comprar, se convertiría para ellos en toda una "Odisea", ya que el paso de una silla de ruedas sería casi imposible, más si la persona es independiente y se encuentra sola. Muchos dirán: "Si no puede hacerlo sola, que le acompañen" o quizás "También puede comprar online ". Estaríamos, por lo tanto, eliminándoles el derecho de salir de su casa para comprar, por ejemplo. Para muchos, la silla de ruedas es un elemento más indispensable en su vida cotidiana para siempre. Un análisis realizado por el Ayuntamiento de Sevilla sobre 1.168 calles de la ciudad,evaluando aspectos como el ancho de las aceras, la pendiente, el pavimento, el mobiliario urbano, la señalización y la iluminación; determinó que el nivel medio de accesibilidad es del 43%.
Por otro lado, la accesibilidad a muchos monumentos emblemáticos del barrio no están adaptados para las personas con esta condición. Estos dificultan o incluso impiden el acceso de la silla de ruedas al interior del monumento. Esto afecta más allá de los residentes. Impide a los turistas con movilidad educida disfrutar de su viaje y estancia en Sevilla. Dan a entender, por lo tanto, que Sevilla se trata únicamente de una ciudad turística para peatones que puedan utilizar sus piernas a la perfección,excluyendo a una parte de la población mundial. La Iglesia de San Luis de los Franceses, cuenta con un acceso no factible a su interior, debido a la presencia de escaleras y ausencia de alguna facilidad. La Iglesia de San Román se une a este conjunto de monumentos excluyentes, ya que solo es posible acceder a su exterior, pues cuenta también con escalones en su entrada. A la presencia de escaleras a la entrada podemos añadir también las murallas y San Juan. También hay que tener en cuenta, que aunque otros monumentos sí tengan una entrada preparada, el camino a ellos está totalmente inaccesible por las características anteriores, y además la estrechura de las calles. ¿No es bastante contradictorio?
Vivimos en una sociedad que lucha por la inclusión de todos en un solo grupo, que no excluye a nadie, sin importar su condición, origen, identidad... Sin embargo, esta lucha es en vano si no empezamos "transformando" nuestro barrio en un barrio para todos. Que nadie tenga que sufrir cuando salga a hacer algún recado, dar un paseo, o visitar a alguien o algún monumento. El cambio no empieza hasta que no nos damos cuenta qué falla. Todos deberíamos experimentar cómo es hacer nuestras actividades cotidianas en la calle sentados en una silla de ruedas. Sería entonces, cuando la ausencia de rampas comenzaría a ser un problema y no un "que más da" más.
Por Ana Mateos