EL IMPACTO DE LA IA EN SANIDAD

02.05.2025

Durante el último año hemos sido testigos de cómo la inteligencia artificial se ha colado en casi todos los aspectos de nuestra vida diaria. Desde aplicaciones en redes sociales hasta sistemas que controlan el tráfico o asistentes virtuales que nos organizan la agenda. Uno de los campos donde esta tecnología empieza a ganar terreno es en la sanidad, un sector que lleva años arrastrando problemas como largas listas de espera, escasez de personal y una sobrecarga de tareas administrativas que dificulta a médicos y enfermeros centrarse en los pacientes.

Aunque de momento el avance es lento, algunos hospitales y centros sanitarios ya han comenzado a utilizar programas de inteligencia artificial y procesamiento de datos para organizar citas, automatizar historiales clínicos y gestionar tareas burocráticas. Todo ello con el objetivo de reducir la carga de trabajo del personal sanitario y conseguir que puedan dedicar más tiempo a lo verdaderamente importante: atender a los pacientes. Sin embargo, esta transformación todavía no ha llegado de forma organizada ni con una estrategia común entre las diferentes administraciones y organizaciones sanitarias.

Según un informe publicado recientemente por la consultora internacional KPMG, tras encuestar a más de 2.000 directivos de todo el mundo, los dos grandes retos de la sanidad en este momento son aliviar la sobrecarga de los profesionales sanitarios y mejorar la experiencia de los pacientes. El estudio señala que un 59% de los responsables de atención médica cree urgente acelerar la digitalización y automatización de procesos para facilitar que los médicos y enfermeros puedan centrarse en su labor asistencial y no en tareas de oficina.

La transformación digital, si se lleva a cabo de forma estratégica, puede beneficiar tanto a los trabajadores como a los pacientes. Por ejemplo, sistemas más ágiles de admisión o herramientas digitales que organicen mejor las agendas pueden reducir los tiempos de espera para consultas y tratamientos. Esto, además de aliviar la presión sobre los profesionales, haría que la relación con los pacientes fuese más fluida y cercana.

Sin embargo, los expertos insisten en que no se puede dejar todo en manos de la tecnología. Por eso, las organizaciones sanitarias deben tener siempre presente que su principal misión es cuidar de las personas. El uso de herramientas digitales debe complementarse con el factor humano y garantizar que nadie quede atrás en este proceso de modernización, especialmente aquellas personas mayores o con menos conocimientos digitales, para quienes una aplicación o un trámite online puede suponer una barrera.

Para conseguirlo, sería fundamental crear equipos de trabajo que supervisen el uso de la inteligencia artificial en sanidad y evalúen si estas tecnologías cumplen con criterios éticos, de accesibilidad y de utilidad real para todos los usuarios. Solo así se podrá avanzar hacia un sistema sanitario más moderno y eficiente sin renunciar a la humanidad que siempre debe caracterizar la atención médica.

La inteligencia artificial ha llegado para quedarse y, bien utilizada, puede suponer una gran ayuda en la sanidad pública. Lo importante será no olvidar que detrás de cada historial clínico y cada trámite digital hay una persona, y que ninguna tecnología puede ni debe sustituir el trato humano y cercano que todo paciente merece recibir.

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